Capítulo 1: Definiendo el proyecto para nuestro propio algodón

Por Santi Mallorquí, CEO de Organic Cotton Colours.

El algodón crece de forma natural en diferentes variedades de colores, como el crudo, el marrón y el verde, los cuales cultivamos con dedicación. Quien no lo sepa podría pensar que estamos innovando, pero en realidad, simplemente seguimos lo que es natural. Por eso, supervisamos todo el proceso de producción: desde la semilla hasta la confección, abarcando el cultivo, la hilatura y la producción de telas. Lo hacemos colaborando estrechamente con agricultores y empresas que son parte integral de nuestro proyecto, compartiendo nuestra visión. El resultado es un algodón orgánico obtenido de manera justa, con un profundo respeto tanto por aquellos que lo cultivan como por aquellos que visten nuestras piezas, todo en completa armonía con el medio ambiente. A veces, todo es tan sencillo como detenerse a tomar conciencia de tu voz interior.
Santi Mallorquí at the Organic Cotton Colors Headquarters in Girona
Santi Mallorquí en la Sede Organic Cotton Colours en Girona
Quise comenzar con nuestro “manifiesto” para orientar al lector, aunque habrá tiempo para compartir anécdotas de los primeros años, hasta la creación del proyecto OCC Guarantee en Brasil. Desde 2009, comencé a interesarme en el proyecto de Ángel Sánchez Egea, que fabricaba artículos con algodón de coloración natural 100%orgánico, un algodón que nacíe naturalmente coloreado desde la semilla, sin ingeniería genética, siguiendo la tradición natural de hace más de 5000 años.
Algodón 100% orgánico en sus colores naturales; el crudo, el marrón y el verde
En sus primeros 25 años, Organic Cotton Colours comercializó diversos artículos bajo la marca FoxFibre Colorganic, con el objetivo de posicionarse como la oferta de prendas confeccionadas con el algodón más puro del mercado. Todo ello, pensando especialmente en aquellos usuarios que padecen alergias dérmicas o intolerancias a agentes tóxicos presentes en la producción de ropa de algodón convencional. Decidí aportar mis conocimientos empresariales para agregar valor a una marca que ya podía considerarse “cum laude” en términos de sostenibilidad, un concepto del que tanto se hablaba en aquel momento. Mi primer paso fue visitar a Sally Fox en Guinda, California. Aunque mis ideas estaban algo desconectadas de la realidad, ya que en ese momento carecía de experiencia en el sector textil y menos en el cultivo del algodón. Después de 4 horas de una conversación apasionante con Sally, me di cuenta de que teníamos un gran problema. Ella no podría suministrarnos algodón de manera continua, y el nombre de nuestra marca carecería de sentido si no usábamos más el algodón de EE.UU. Además, la manufactura en Portugal con nuestro proveedor habitual no tendría continuidad ya que no nos consideraba un cliente prioritario tras algunos años sin producir.
Santi con productores del algodón orgánico de Organic Cotton Colours en su proyecto social en Brasil
No teníamos ni algodón, ni manufactura, ni una marca con la que comunicarnos. Pero también significaba que no teníamos límites para buscar cambios estructurales en el modelo de negocio que, con el tiempo, nos darían buenos resultados. Lo más complicado fue pasar de ser una simple marca a convertirnos en un “estándar” para poder ampliar la venta de nuestro algodón en diferentes mercados emergentes dentro del escaso mercado de telas de algodón orgánico. Así fue como realizamos cambios estratégicos para ser parte de una economía circular donde todos salimos beneficiados, permitiendo que otras marcas también fueran parte del proyecto y lo hicieran sostenible a lo largo del tiempo. Dadas nuestras limitadas necesidades de algodón, lo normal habría sido confiar únicamente en sellos como GOTS para obtener el tejido o el hilo de Turquía, por ejemplo, dada su reputación por la estricta regulación anti-transgénicos y su proximidad. Pero fieles a nuestro compromiso de garantizar nuestros productos desde el origen, optamos por el reto mayúsculo de producir hasta 20 toneladas anuales de pluma de algodón naturalmente coloreado 100% orgánico, la cantidad mínima que nos hilaba nuestro proveedor habitual de Barcelona.
Santi supervisando la producción del algodón orgánico en pluma de Organic Cotton Colours en su proyecto social en Brasil
Hoy comprendemos la importancia de tener el control de la cadena de suministro, aportando un valor diferenciado a nuestro algodón en términos de impacto social y económico. El contacto directo con los agricultores nos ha ayudado a comprender de primera mano cómo viven y cuáles son sus necesidades para desarrollar su actividad con la máxima garantía. Al mirar hacia atrás, reflexiono sobre la suerte que tuve de enfrentar este tipo de situaciones. Siempre he creído que en situaciones comprometidas no hay tiempo para lamentaciones; hay que sacar el máximo provecho de ellas con una actitud positiva, dispuesto a aprender y explorar todas las alternativas sin miedos, porque de tus acciones dependen tus resultados y puedes salir fortalecido o hundirte. Este es solo el primer artículo de una serie de seis en los que compartiré mi experiencia y aprendizajes en el desarrollo de Organic Cotton Colours. ¡Os espero en el segundo capítulo!