Trabajo Colectivo en la Producción de Algodón de Color
Trabajar en la agricultura es una de las actividades nobles tradicionales de la humanidad. Valdete Lourenço y Joílson lideran una familia que trabaja en una parcela de 18 hectáreas en el Asentamiento de Campos desde 2015. En la parcela productiva, crían ganado, cultivan productos tradicionales como maíz y frijoles, y cultivan algodón de color agroecológico. La familia se mantiene principalmente de su trabajo agrícola, complementado con algunas otras actividades no agrícolas. El maíz y las judías se destinan al consumo familiar y al ganado, mientras que el algodón se vende para contribuir a los ingresos familiares.
Actualmente, la familia está formada por cinco personas, incluidos los padres y tres hijos. Los varones van a la escuela, pero cuando están en casa, ayudan en las tareas diarias, todavía de forma tímida, ya que son jóvenes y están aprendiendo a enfrentarse al trabajo agrícola. Valdete afirma que se inspira en su padre, João Lourenço (João do Algodão), y en su madre, Beatriz Joaquina, para gestionar todas las actividades de la propiedad. “Siempre que plantamos aquí, consultamos a mi padre; ellos me guían y decidimos dónde es mejor plantar el maíz, las judías y el algodón.” Su padre ha sido una presencia central en el trabajo desde que les animó a plantar algodón en la parcela de Nanda en 2016.“Las primeras veces que plantamos fue en la parcela de Painho porque no podíamos permitirnos limpiar la tierra. Él nos ayudó, lo desbrozó y plantamos allí. Luego vinimos a plantar en nuestra parcela y, desde entonces, cada año cultivamos entre dos y tres hectáreas.”
El trabajo colectivo es una estrategia importante para aumentar la productividad y mejorar las relaciones entre los miembros de la comunidad. Valdete y la familia de Joílson intercambian mano de obra con la familia de João, colaborando para el éxito del algodón. “Trabajamos ayudándonos unos a otros. Ellos vienen aquí y nos ayudan a plantar y cosechar, y nosotros vamos allí y también les ayudamos a plantar y cosechar. Siempre ha sido así desde que empecé a trabajar en esta parcela.”
La asociación entre Organic Cotton Colours y la familia de Nanda ha sido beneficiosa, sobre todo en lo que respecta a la seguridad de tener un comprador garantizado de sus productos, en lo que ella hace hincapié: “OCC es un socio muy bueno. A través de ellos, plantamos sabiendo que no tendremos dolores de cabeza vendiendo nuestro algodón.” Otro aspecto destacado en esta valoración es la fiabilidad, especialmente en el cumplimiento de acuerdos: “OCC siempre cumple sin demora. La verdad es que, para nosotros, siempre es mejor a final de año, cuando llega la cosecha y la comercialización.”
El cultivo del algodón de color se realiza a partir de abril o mayo, y la recolección suele tener lugar entre septiembre y octubre. La convivencia con las plagas se ha gestionado sin pérdidas. “Plantamos, lo dejamos ahí y lo dejamos en manos de Dios. No necesitamos aplicar ningún producto… no nos resulta difícil trabajar así.” Nanda cuenta que nunca ha utilizado ningún producto, ni sintético ni alternativo, para controlar las plagas y enfermedades de sus cultivos. “Utilizar pesticidas no funciona; perjudica nuestra salud. Nunca he utilizado ningún producto tóxico en los campos. Aprendí de mi padre. Nunca vi a mi padre utilizar ningún tóxico en sus campos, y siempre nos enseñó a trabajar así, sin necesidad de utilizar pesticidas. Las principales plagas que aparecen aquí son las orugas, pero cuando hay más lluvia, desaparecen y no causan daños.”
Crear conciencia colectiva para colaborar y cambiar actitudes hacia la producción agroecológica es esencial para este proyecto ecológico, que contribuye a mitigar los efectos negativos del cambio climático. “Ayudamos al planeta, a veces sin darnos cuenta. Puede que no nos demos cuenta de la importancia del trabajo que hacemos, pero nos sentimos muy bien cuando pensamos en nuestra contribución a la naturaleza.”